La Osa Pérez y la amenaza de la Religi-osa

Introducción para quien no conozca aún a la Osa Pérez

En el país de los Osos, también llamado Osolandia, viven los osos más listos del mundo, porque hablan, se visten, van a la escuela, comen en platos y con cubiertos... vamos, que son como niños y personas normales, solo que con más pelo y más gorditos. En su país no hay personas, viven con otros animales en sus casas, dentro de un bonito bosque. Comen verduras, frutas y miel, no comen otros animales, y si vieran un niño, no le atacarían, sino que se harían amigos, porque son muy buenos y agradables.

Como cualquier niño o niña, tienen nombres, pero no son los nombres que se les ocurre a sus padres osos, son nombres que explican su personalidad, es decir, cómo son y cómo se comportan.

Por ejemplo, nuestra amiga la Osa Pérez, se llama así porque es una Pérez-osa y no la gusta trabajar. Su papá es muy divertido y bromista, así que se llama Oso Graci, es decir, Graci-oso. La mamá es más seria, y no se suele burlar de nada, por eso se llama Respetu-Osa. Pérez-osa tiene dos hermanos, a su mellizo le gusta mucho jugar, con todos los juegos se entusiasma y solo piensa en jugar, así pues, se llama Oso Riji, Riji-oso. Y el mayor es un trabajador que siempre quiere acabar pronto, y por eso es el oso Hacend, Hacend-oso.

La Pérez-osa tiene un espejo mágico por el que pasa al país de una niña, la Princesa Alejandra. Se hicieron las mejores amigas y corrieron sus aventuras juntas. Y siguen juntas ayudando a quienes las necesitan, porque son muy listas y siempre encuentran soluciones.

Empieza la aventura. 

Esta vez nuestro cuento no empieza en la aldea de la familia de la Osa Pérez, sino en una isla del lago de Osolandia, llamada Osa-tepe, famosa por sus dos volcanes. Allí vive una amiga de la mamá Respetu-osa (de los tiempos en que estudiaron psico-oso-logía en la universidad autónoma de Osolandia). Su nombre es la Osa Religi, aunque para acortar la llaman R-osa.


Si os acordáis de Gol-osa, la novia de Hacend-oso, R-osa es todo lo contrario: delgadita y nada interesada por la comida ni por las cosas materiales. Lo suyo es la religión, como su nombre indica. Sin embargo, no tiene mucha suerte, y ninguna religión le gusta mucho. Entra en una osiglesia, se pone a trabajar, al principio todo va bien, pero luego empiezan los problemas, y Religi-osa se acaba yendo. Ha conocido osordotes y pastor-osos, pero ninguno perfecto y digno de su alto rango de osos de dios, según ella.

Por eso, cuando vio una propaganda de una nueva osiglesia, acudió esperanzada, a ver si ésta era la buena. Era una osiglesia que acababa de llegar  a la isla de Oso-tepe, había hecho propaganda por todas las calles con panfletos y parlantes, y todo el mundo se había enterado.

Como era nueva, no tenia edificio, sino una carpa como la de un circo. Dentro había un montón de sillas, y delante, una mesa, un púlpito, y sobre todo, en la pared, un gran péndulo parado. Naturalmente había una música bastante alta, ahora cantaban "obedece al osordote y la vida eterna tendrás". R-Osa se sentó en la primera fila. No había tanto público como sillas, así que el comienzo se retrasó para que fueran llegando osos y osas. Finalmente se llenó la mitad. Se paró la música y apareció una osa vestida con una túnica blanca. Se acercó al micrófono y gritó como una poseída:

- Bienvenidos, hermanas y hermanos, os saludo en nombre del sumo osordote. Hoy vais a conocer la salvación y la gran verdad. Todo eso lo explicará el sumo osordote, la figura en la tierra del Gran mega súper oso celestial. ¡Un aplauso!

Y mientras todos aplaudían apareció un gran oso, muy gordo, vestido con un traje caro, lleno de joyas, saludando con las dos manos y sonriendo como un cocodrilo. Se acercó al micrófono para gritar muy fuerte:

- Bienvenidos, hijos míos a vuestra salvación. Bendiciones del Gran súper mega oso celestial. Para animarnos, vamos a cantar y bailar con nuestra orquesta santa.

    Una orquesta situada en un lado se puso a tocar canciones de baile, como "la cumbia del oso Martín" o "Ya no se usan los osos peludos". Todo el mundo se puso a bailar muy feliz. Al final, el cantante gritó:

- ¡Un grito de gloria!

Y todos respondieron:

- ¡Aaaaaaaaaaaaaa!

- Un grito de júbilo.

- Eeeeeeeeeeeeeee

- Un grito de guerra

- Ooooooooooooooooo

    Y bien cansados, todos se sentaron a un gesto del osordote, que se puso a hablar.

- Ahora vamos a rezar al Gran mega súper oso. Para eso, vamos a mirar al santo péndulo.


    En efecto, el péndulo se puso en marcha, y mientras todos lo miraban, el osordote iba diciendo:

- Mirad fijamente el gran péndulo, seguidlo con lo vista... os va a ayudar a concentraros y rezar mejor. El Gran mega súper oso os ayuda, os quita las preocupaciones, los problemas, relajaos, no penséis más que en el Gran mega súper oso... ahora cierren los ojos y respiren tranquilos...

    Mientras iba escuchando, la osa Religi empezó a tener sueño. Cerró con gusto los ojos mientras seguía las instrucciones de la voz lenta y tranquila del gran osordote.

-Estáis muy bien, felices, contentos, esta osiglesia es la mejor, aquí encontraréis la salvación. Solo hay que obedecer al Gran mega súper oso. Él os dice que no penséis, que oigáis su voz y obedezcáis sin preocupaciones. Ahora, repitan conmigo: Esta osiglesia es la única verdadera.

    Y R-Osa repitió casi si darse cuenta:

- Esta osiglesia es la única verdadera.

    Se dio cuenta que los otros osos también repetían la frase, sintió que eran sus hermanos, los siervos del Gran mega súper oso. El sumo osordote seguía, y todos repetían:

- Voy a obedecer siempre al Gran mega súper oso y al sumo osordote.

- Cada mes voy a pagar el diezmo completo.

- Cuando hagan la colecta, voy a echar todo el dinero que traigo. Y eso haré cada vez que venga.

- Para la reunión de mañana voy a decir a mis familiares y amigos que vengan.

- Antes de salir compraré las santas vestiduras blancas, mañana las pagaré y me las llevaré.

- Obedeceré siempre para alcanzar la salvación.

- El que no viene a esta osiglesia será condenado.

- Voy a obedecer siempre al Gran mega súper oso y a su sumo osordote.

    Todos repetían siempre, entre sueños. Al fin, el osordote paró el péndulo y gritó:

- Abran los, ojos, la salvación está en vosotros. Vamos a cantar mientras pasamos la cesta para la colecta.

    La orquesta empezó a tocar de nuevo, y dos osas vestidas con túnicas pasaron las cestas. Religi-osa, para cuando quiso darse cuenta, había echado todo el dinero que tenía encima. A continuación el osordote gritó:

- Ahora vamos a vestir las santas túnicas blancas, signo de santidad y salvación. Apunten sus nombres y mañana pagarán y se las podrán llevar. Y a partir de ahora, sólo vestirán esas túnicas. Las ropas normales son diabólicas.

    Todos asintieron y fueron a dar sus nombres. A continuación, el osordote empezó la homilía: les gritaba y les regañaba, les dijo que si querían favores y milagros del Gran mega súper oso celestial, debían pagar de antemano a su osiglesia, así que vinieran siempre con dinero si querían milagros.

Mientras gritaba como un loco, una acólita con su túnica, le ató una cuerda  a la cintura. Como todos estaban con toda la atención en el sermón y aún medio dormidos, ni se dieron cuanta. Otros acólitos tiraron de la cuerda enrollada en una polea y el comediante subió por los aires, mientras la osa de la túnica blanca se acercaba al micrófono gritando:

- Hermanos osos y osas, vean el poder del sumo osordote, cómo el Gran mega súper oso celestial lo señala como su único elegido. Sigan su palabra. ¡Viva el sumo osordote de la única religión verdadera!

-¡Viva, viva, viva!

    El osordote aterrizó y ordenó a sus secuaces que trajeran un cofre. Lo abrió y enseño el dinero que había dentro, y exclamó:

- Queridos fieles, aquí está el dinero que han entregado ahora tan generosamente. No piensen que es para mí, es para el Gran mega súper oso celestial, y para que vean, ahora se lo vamos a enviar. ¡Oh, Gran mega súper oso celestial, te enviamos ahora tus ofrendas para tu mayor gloria, tómalas todas para tus planes divinos y dáselas a quien tu quieras.


    Al decir esto, cerró el cobre y se colocó delante de él, tapándolo con su corpachón. Rápidamente, unos acólitos lo llevaron detrás y colocaron otro en su lugar. Nadie se dio cuenta de nada, aplaudiendo y vitoreando al sumo osordote y al Gran mega súper oso celestial por su generosidad.

    El osordote entonces se volvió y a la vista de todos abrió el cofre vacío, para gritar a continuación:

- ¡Vean, ya se lo ha llevado todo. El Gran mega súper oso celestial lo va a repartir entre los más pobres con su gran poder, y todo gracias a su generosidad. Un aplauso para todos!

Todos aplaudieron rabiosamente, y poco después se acabó la reunión. R-osa volvió a su casa, sin dinero, pero entusiasmada, y contando a su familia lo increíble que había sido la reunión.

    Y al día siguiente volvió, compró su túnica, y empezó a trabajar en esta osiglesia, haciendo siempre lo que mandaban los jefes. Y tan bien lo hacía, y tanto dinero daba, que la nombraron misionera. Y se fueron a evangelizar una pequeña aldea al otro lado del lago: la aldea de nuestra amiga la Osa Pérez.

    Todos lo misioneros se alojaban en casas de la gente del lugar, y naturalmente, R-osa escribió a su amiga Respetu-osa; ésta recibió la noticia con alegría, pues hacía tiempo que no veía a su compañera, y enseguida se lo comunicó a su familia:

- ¡Buenas noticias! Religi-osa viene a visitarnos.

    La familia se alegró con ella, y los oseznos gritaron:

- ¡Qué bien, viene la tía R-osa! -Así la llamaban cuando estaban contentos.

    A los dos días, ella llegó. Vestía su túnica blanca de la osiglesia, lo que sorprendió a todos, pero disimularon. Tras los saludos se sentaron a la mesa y las dos amigas se fueron contando los chismes y noticias de sus antiguos compañeros y de sus vidas apasionantes.

     En una pausa providencial, Graci-oso pudo meter baza:

- Ta vamos a dar a probar nuestra miel casera, la mejor en la última feria de la miel, verás que buena.

    Hacend-oso se levantó para traerla, pero la osa Religi no quiso comer nada:

- No, por favor, en nombre del Gran mega súper oso celestial debemos ayunar por el éxito de la misión que empieza mañana.

    Y empezó a contar lo maravillosa que era su osiglesia. Ya se empezaban a aburrir todos, cuando llegó Gol-osa. La osa Respetu hizo las presentaciones: 

- R-osa, te presento a la Osa Gol, la novia de Hacend-oso.

    Apenas había terminado de hablar, cuando Religi-osa se levantó de un salto gritando:

- Permites que tu hijo se encuentre con su novia en tu propia casa: ¡Ésta es una casa de perdición!

    Todos hicieron como que no habían oído, aunque a Pérez y su papá casi se les escapa la risa. Los novios salieron a pasear, contentos de no tener que escuchar las vivencias religiosas de R-osa, que por cierto, continuó su aburrido monólogo como si nada. Al acabar, les dijo con mucha fe:

- Supongo que ustedes vendrán mañana a la misión. Gran mega súper oso celestial les espera para darles su dones.

    Graci-oso fue el primero en reaccionar:

- Si no tuviera tanto trabajo... pero intentaré acabarlo pronto para asistir.

    El osito Riji fue el segundo en escaparse:

- ¡Qué mala suerte, estamos jugando las eliminatorias del futbol del barrio!

    La Pérez osa estaba buscando su excusa, pero se aburrió tanto que estaba medio dormida, y mientras pensaba, su mamá se adelantó:

- Pues yo tengo que atender un paciente por la mañana, y claro, después preparar el almuerzo para los santos misioneros. Pero Pérez sí podrá acompañarte, ¿verdad, hijita?

    La hijita sabía que no era una pregunta: era una orden directa. Así que no tuvo más remedio que asentir. Con esto, medio contenta, la visita se fue a reunir con el resto de los misioneros para prepararlo todo. En cuanto se fue, la osezna exclamó con voz dramática:

- La tía R-osa tiene razón, ésta es una casa de perdición.

    Todos se rieron, pero eso no impidió que al día siguiente tuviera que ir religi-osa mente al culto después de la escuela.

    La ceremonia se realizó igual que la primera a la que fue la osa Religi. Canciones, bailes, péndulo, gritos... Los osos presentes, que no eran muchos, reaccionaron de la misma manera, se durmieron y obedecieron sin chistar al osordote. Bueno, no todos, porque Pérez no lo hizo.

La osezna, siempre cansada y con sueño, estaba acostumbrada a resistir las ganas de dormir, gracias a su amiga Alejandra, y por eso, fue la única que no se durmió con el péndulo. Miró cada vez más asombrada lo que allí pasaba, cómo todos repetían las frases y obedecían sin pensar. También se fijó cómo el osordote tenía atadas unas cuerdas y por eso se elevaba por los aires, aunque todos los demás pensaban que era un gran milagro.

El truco de los cofres le apreció muy tonto: cambiar el lleno por uno vacío y decir que lo había llevado el Gran mega súper oso celestial era una tontería, y no podía creer que nadie se diera cuenta

Cuando salieron, Relig-osa estaba super emocionada, y aunque tenía que quedarse para trabajar, preguntó a la osita.

-¿Verdad que ha sido hermoso?

    Pérez pensó que no valía la pena discutir con ella, así que respondió sinceramente:

- Me ha impresionado mucho.


    Y R-osa se fue feliz a trabajar, mientras que Pérez volvía a casa más bien asustada. Sin embargo su familia no compartió su sentimiento.

- Tranquila hijita -decía su mamá- al principio la gente se entusiasma con estas cosas, luego se cansan y todo vuelve a la normalidad.

- Claro que sí, -apoyó su padre- cuando se les acabe el dinero, volverán a ver claro.

- Sí, pronto se darán cuenta que ésa es una osiglesia de perdición. -Culminó su hermano mayor.

    La osita no quedó muy convencida, y decidió alejarse lo más posible del tinglado de la misión. Cuando no podía poner de excusa los estudios, desaparecía por su espejo mágico y hablaba con la princesa Alejandra, que sí se tomaba en serio lo que la contaba.

- Tu familia dirá lo que quiera, pero eso es peligroso porque están todos hipnotizados y no saben lo que hacen.

- ¿Qué quiere decir hipnotizados? -Preguntó Pérez.

- Que están dormidos y no piensan lo que les dicen, solo obedecen sin pensar, y luego ni se acuerdan de lo que ha pasado. Lo mejor es estar lejos de estas cosas, muchos que se creen listos, también son hipnotizados y allí se quedan.

    Como dando la razón a la princesa, cada vez en Osolandia se veían más osos y osas vestidos con túnicas blancas. Incluso los osos pequeños, que eran arrastrados por los adultos al culto, empezaron a llevar la túnica blanca. En el colegio ya parecía un segundo uniforme, hasta los profesores lo llevaban.

    Pérez y su familia estaban atónitos, y bastante tenían con no ser arrastrados a las ceremonias. Aunque al principio no habían prestado mucha atención a Pérez, ya empezaban a creer algo. De todas formas, la misión solo duraba 10 días, y se iban a acabando. Todos pensaban que tras el final volvería la normalidad. Y así hubiera sido de no ser por la Gran apoteosis.

- Familia, -dijo esa tarde Religi-osa- tengo una gran noticia, en dos días es la Gran apoteosis.

- ¿Ya se acaba la misión? -Preguntó esperanzada Pérez.

- La misión no se acaba nunca -fue la respuesta.- Ahora va a empezar la nueva vida con el Gran mega súper oso celestial.

    La familia estaba intrigada, pero preferían callarse no fuera que.. Pérez de todas formas siguió:

- ¿Qué es eso?

- ¡Eres una osita amorosa! Ven conmigo esta tarde y lo sabrás. Es fin de semana y podrás hacer los deberes mañana.

    Otra vez pillada. Con miedo, curiosidad y aburrida, nuestra osezna tuvo que volver a la osiglesia. Y para más, R-osa la dio una sorpresa: una túnica blanca de su talla. Sus hermanos casi se mueren de risa, pero su mamá lo impidió, Aunque al salir de la casa, a Pérez-osa le pareció oír las carcajadas de Graci-oso.

    El culto era siempre igual, solo cambiaba, y poco, el sermón central, pero a nadie parecía importarle, estaban entusiasmados. Al final vino la gran noticia:

- Queridos fieles -Anunció el osordote con una gran sonrisa. Prepárense para algo increíble, celestial: la gran apoteosis. ¡El Gran mega súper oso celestial nos va a llevar con él al paraíso!

    Todos los osos se pusieron a gritar. Tras una pausa, siguió el anuncio.

- Pero tenemos que ser dignos de él. Para ello debemos desprendernos de todas nuestras posesiones terrenales. Tienen dos días para prepararse y venir con todo su dinero, joyas, objetos de valor, la escritura de la casa... despréndanse de todo, ya no lo van a necesitar, el Gran mega súper oso celestial  les va a cuidar a partir de ahora. No se guarden nada, o conocerán el castigo eterno, vengan con todo y tendrán el paraíso.

    La reunión acabó tras el anuncio y todos se fueron entusiasmados a sus casas. Pérez-osa estaba asustada. Presentía que algo malo estaban preparando. Preocupada, metió la mano en un bolsillo de su túnica, y se dio cuenta que tenía una monedas que su madre la había dado para compensarla por su sacrificio. Pensó si podía comprar un sorbete, cuando la Osa Religi la vio y dijo:

-Si aún tienes dinero, ven, vamos a dárselo al sumo osordote.

- Yo quiero un sorbete. -Respondió la osezna.

- Los sorbetes son diabólicos, lo ha dicho hoy el sumo osordote.

- Nada de eso, no habló de los sorbetes para nada, y estuve bien despierta todo el rato, no como tú.

- Eres una osa malcriada. no me lleves la contraria a mí, una santa misionera.

    Ya no valía la pena seguir con la discusión, total, ya estaban entrando a la parte de atrás de la carpa que el osordote usaba de sacristía o vestidor. Se oía la voz del osordote hablando con su ayudante principal, una gran osa también bien alimentada. La Religi-osa pasó, mientras Pérez-osa se quedó fuera.

    La voz del osordote se oía fuerte y clara:

- Ya está todo arreglado, en cuando estos tontos nos den todas sus riquezas, saldremos hacia nuestra casa secreta. Les daremos el veneno para beber y se quedarán bien dormiditos por un día entero.

- Pero antes, -añadió la osa- hay que volver a hipnotizarlos para que no digan nada y se olviden de lo que les hemos hecho.

- Claro que sí, tranquila, yo me encargo de eso.

    En ese momento se dieron cuenta que R-osa estaba escuchando todo con cara sorprendida, incapaz de moverse y balbuceando:

- Pero sumo osordote, cómo puede ser eso, yo confiaba en usted, ¿Qué dirán todos cuándo se lo diga?

    El osordote ni se inmutó. Ante la mirada atenta de Pérez-osa, que estaba bien escondida, sonrió y dijo con calma.

- Ven hermana, no temas, yo te lo explico todo. ¿No te gustaría ser nuestra cómplice?, repartiríamos contigo el dinero.

- ¡Jamás! Yo soy una osa honrada.

    Entonces, siempre tranquilo, el oso sacó una medalla dorada de su cuello y se la enseño a Religi-osa mientras decía despacio:

- No temas, mira qué bonita es esta medalla, mírala fijamente, relájate, no pienses, escucha mi voz... obedece, cierra los ojos, duerme...

    La R-osa, sometida así por el osordote, cerró los ojos obedientemente. El traidor continuaba:

- Quiero que olvides todo lo que ha pasado aquí, todo lo que has oído. No recuerdas nada, absolutamente nada. Ahora te vas, vuelves a tu casa y sigues trabajando para mí, consiguiendo que vengan muchos osos. ¿has comprendido?

- Sí -dijo la osa hipnotizada con voz dormida- comprendo y obedezco. Ya me voy.

    Y sumisa, se fue por la puerta sin añadir nada más, ni dirigirse, afortunadamente a Pérez, que optó por irse sin que la vieran para evitar que la atraparan.

    Por el camino, R-osa se fue despertando, pero no se acordaba de nada de lo que pasó, y llegó muy contenta a casa, donde se puso a hablar para convencer al resto de la familia de dar todas sus pertenencias al Gran mega súper oso celestial y conseguir así al paraíso.

    Mientras, la osa Pérez pensaba a toda velocidad:

- ¿Qué puedo hacer? Si se lo digo a los demás, no me creerán, porque Religi-osa dirá lo contrario y pensarán que me dormí y lo soñé. Y si me creen, irán a ver al osote ese y les hipnotizará, con que será peor. Tengo que desenmascararlo, pero no hay mucho tiempo. Mejor subo a mi cuarto y hablo con Alejandra.

    Así lo hizo, cruzó el espejo mágico y se encontró en el castillo de su amiga. La princesa estaba en su cuarto, la abrazó con cariño y escuchó su historia.

- Esto es terrible -exclamó- tenemos que hacer algo. Hay que hacer que sus trucos salgan mal para que todos vean que es un farsante. Por ejemplo, hay que cortar las cuerdas para que se caiga mientras simula volar.

-Eso es, y enseñar el cofre lleno que esconde siempre. Apuntó Pérez.

- Y antes, hay que parar el péndulo -añadió Alejandra- para que estén todos bien despiertos.

- Y hacer nosotras algo impresionante para que nos crean. -Concluyó Pérez-osa.- Estaba pensando en llevar unos ángeles del cielo... Tus caballeros con armadura lo podrían hacer.

- Buena idea -sonrió la princesa- pero necesitamos alguien que nos ayude, que sepa dónde está el cofre, las cuerdas, que se pueda mover sin que sospechen de ella, como R-osa.

- Lo haría bien, pero antes hay que deshipnotizarla.

- Tu mamá, ¿no es psicóloga? ella sabrá.

- Es verdad, cuando vuelva la pregunto.

    De esta manera, las dos amigas trazaron otro de sus planes geniales. Esa misma noche, Pérez hablaba con Respetu-osa:

- Mamá, ¿tú sabes hipnotizar?

    Algo sorprendida, contestó:

  -  Sí, hice un curso. ¿Porqué lo preguntas?

- En realidad, lo que quiero saber es si se puede deshipnotizar a alguien ya hipnotizado pero que no se acuerda de nada. Seguro que tú lo sabes...

- Es fácil si se sabe cómo hipnotizaron a ese oso u osa. Si lo hicieron con música hay que usar la música; con un péndulo, otro péndulo. Hay que decirla que debe despertar y que se vaya acordando de todo poco a poco. Pero debe ser un oso que imponga respeto, una osezna como tú no podría.

    Pérez gradeció la información y volvió a cruzar el espejo para hablar de esta complicación.

- Tienes razón -dijo Alejandra- nosotras no podremos deshipnotizarla. Hay que buscar alguien más.

- Pero no podemos confiar en nadie de Osolandia. -respondió la Pérez-osa.- Tiene que ser de los tuyos. Podría ser tu papá el rey Nelo, pero podría asustarla, mejor tu mamá, la reina Fernanda, que sí sabe imponer respeto. 

- Para eso es reina. Vamos a contarles nuestro plan, a estas horas aún estarán en la sala.

    En efecto, allí estaban, Pérez no fue perezosa a la hora de contarles todo, y Alejandra fue quien la pidió que fuera la deshipnotizadora.

- Pero yo nunca lo he hecho, lo pones muy fácil, pero... -dudó la reina.

- Lo harás muy bien, querida -la tranquilizó su esposo- si todos te obedecen sin chistar.

- De acuerdo, lo intentaré.

    Las dos pequeñas se lo agradecieron con alegría, y como ya era tarde, la osezna tuvo que irse. Al día siguiente pondrían en práctica su plan.

    Para empezar, Pérez preguntó a R-osa con aire inocente:

- Tía, ¿hoy vas a trabajar todo el día en la misión? Hay algo que quiero pedirte

- Sí, mi osezna, por la mañana y la tarde, pero comeré en casa y podremos hablar entonces.

    La osita subió a su cuarto, atravesó el espejo mágico y le comunicó a Alejandra la hora a la que tendrían que estar listas.

    Tras el almuerzo, Pérez pidió a Religi-osa:

- Vamos a mi cuarto para que no nos molesten.

- Claro que sí.

    Al llegar, la osita la contó:

- Estuve pensando lo que me dijiste ayer de la generosidad, y he pensado regalar este espejo que es lo que yo más quiero.

    La tía no se acordaba de nada de lo que pasó esa tarde, pero asintió:

- ¡Qué buena eres!, el Gran mega súper oso celestial te lo recompensará.

- Ven a verlo de cerca, vas a ver qué bonito.

    La osa se acercó, y a Pérez le bastó un pequeño empujón para hacerla atravesar el espejo (suerte que era muy flaca) y llegar a la habitación de la princesa, donde la esperaban su amiga, sus padres y algunos caballeros, en casi completa oscuridad, para tener a su favor el factor sorpresa.

    La osa Religi pegó un pequeño grito cuando cayó al espejo, y al verse en un lugar oscuro se quedó paralizada momentáneamente, lo que aprovecharon dos caballeros para sujetarla. No podían competir con la fuerza de una osa adulta, pero sí lo suficiente para que la reina Fernanda pusiera delante de los ojos de su víctima una reluciente medalla que empezó a mover mientras decía con voz firme y tranquila:

- Mira esta medalla fijamente, síguela con los ojos, escucha mi voz y no pienses, no te asustes, relájate... muy bien, ahora cierra los, ojos y obedece.

    R-osa no pudo resistirse y se sometió, tanta veces la habían hipnotizado, que rápidamente caía en trance. Cerró los ojos, se relajó y siguió escuchando.

- Quiero que recuerdes lo que pasó ayer cuando te encontraste con el osordote. Dime, ¿qué sucedió?

- Quiere robar a todos y luego escaparse, es un estafador y un ladrón. Luego me durmió y me ordenó olvidar todo.

- Yo te ordeno ahora que lo recuerdes. Quiero que al despertarte, recuerdes todo lo que sucedió y todo lo realmente pasó desde que estás en esa osiglesia, sobre todo los detalles que ocultaste en tu inconsciente. Ahora despierta, despierta, voy a contar hasta tres y te vas a despertar completamente. 1... 2... ¡3!

    La durmiente despertó, mientras venía a su memoria todo lo sucedido. Estaba realmente compungida por haberse dejado engañar y encima ayudar a esos traidores. Tanto, que no se sorprendió al verse en una habitación oscura. Pérez-osa aprovechó y la contó dónde estaban y qué habían hecho. Encendieron la luz y se presentaron todos:

- Mira tía, aquí está mi amiga la princesa Alejandra, sus padres, los reyes Fernanda y Nelo, con los caballeros Darwin y Lucía. Te vamos a contar ahora el plan que hemos preparado para desenmascarar esos estafadores ladrones.

    Era un plan ingenioso y arriesgado, pero la osa Religi quería ayudar y estuvo de acuerdo.

    El primer paso fue contar todo a la familia. En la última aventura ayudaron sin titubear, y ahora esperaban que hicieran lo mismo.

- Papá, mamá, hermanos, venid todos hay noticias importantes y una buena aventura en ciernes.

    Todos acudieron intrigados, ya se estaban acostumbrando a las aventuras de la osita y ninguno quería quedarse atrás. Pérez empezó a hablar:

- Era verdad lo que os decía, esa osiglesia es una estafa, quieren robar a todos y luego desaparecer.

    La familia no se lo terminaba de creer, pero antes que se opusieran, R-osa habló:

- Es verdad, ayer oímos una conversación del osordote en la que contaba todo. Además, todos sus milagros son trucos fáciles.

    La osa Respetu fue la primera en reaccionar:

-Y, ¿por qué no lo contaste antes?

    Religi-osa bajó la cabeza avergonzada, pero contestó:

- Estaba hipnotizada, como todo el mundo. El gran péndulo sirve para eso. Y ayer, cuando lo descubrí, el osordote me hipnotizó aún más. Afortunadamente, Pérez fue testigo a escondidas y me llevó con su amiga Alejandra para que me curaran. Y ahora que estoy bien, hemos hecho un plan para desenmascarar esa osiglesia, pero necesitamos que nos ayudéis.

- Por eso me preguntaste anoche como deshipnotizar... -empezó Respetu-osa mirando a su hija- pero dejó el tema y siguió- Claro que ayudaremos, a ver ese plan.

    Esa tarde, la Osa Religi recibió las felicitaciones de los acólitos principales, pues llevó con ella a toda la familia; Pérez, además, iba con su túnica. Se mostraron todos muy curiosos y como fueron muy pronto, visitaron todas las instalaciones. Incluso el osordote les saludó cuando pasaron a su sacristía y le prometieron un gran espejo para que se vistiera bien.

    Luego se ofrecieron voluntarios para la limpieza y fueron a limpiar al escenario: el péndulo, unas cuerdas que había por ahí, el cofre, la mesa... Y acabada su misión de limpieza-espía se sentaron entre el público. Con ellos cantaron, gritaron, echaron dinero... hicieron todo menos mirar el péndulo. Así, al llegar a casa, se acordaban de todo y ultimaron sus planes junto a la princesa y cuatro de sus caballeros: Jimeno, Socorro, Darwin y Lucía.


    Al día siguiente fueron todos vestidos de túnicas blancas, y también estuvieron ayudando. Con mucho cuidado, transportaron el espejo mágico y lo llevaron al cuarto donde se preparaba el osordote cuando ya quedaba poco para empezar.

    Y empezó la función. Los cantos, los gritos y la aparición de sumo osordote. Puso el péndulo en marcha y empezó a hablar al público con voz suave, sin darse cuenta que el péndulo había sido saboteado y no funcionaba. Los asistentes no se durmieron y empezaron a notar que las cosas no eran tan bonitas como la recordaban en sus sueños. Sin embargo, se quedaron, repitiendo por cortesía las frases del osordote, siguiendo el ejemplo de nuestros amigos mezclados con los demás osos.

    Cuando el osordote empezó a "volar", esta vez todo el mundo vio las cuerdas, pero volvieron a seguir el ejemplo de nuestros amigos que gritaban como si estuvieran maravillados. La osa Pérez y los demás le dejaron hacer el truco, pues sabían que luego lo iba a repetir y era allí cuando le iban a desenmascarar. A la hora de la colecta, no echaron tanto dinero como de costumbre, y cuando hicieron el cambio del cofre lleno por el vacío, nadie se engañó y vieron que lo habían cambiado sin más. Allí no había milagro de ninguna clase.

    Sin embargo, los osos y osas que habían asistido en varias ocasiones, aún creían en el Gran super mega oso celestial y estaban dispuestos a dar todas sus riquezas para ir al paraíso.

    Mientras,  por el espejo de la sacristía, llegaron la princesa Alejandra y los cuatro caballeros con sus armaduras. La niña se tapó completamente con una túnica blanca para que no se fijaran que no era una osa, y guio a los caballeros hacia el lugar donde se preparaban la cuerdas para el truco del vuelo, y les puso otras cuerdas que habían traído, del mismo color que el escenario, para que nadie las viera.

    En ese momento, la osa Pérez y el oso Riji, se escaparon de los asientos y fueron también tras el escenario sin que nadie lo notara por ser pequeños, y se situaron donde estaba el cofre lleno. No había ningún ayudante del osordote, porque estaban todos con él para robar todo el dinero que habían traído los osos que pensaban que irían así al paraíso.

    Ya iba a empezar la colecta de la Gran apoteosis. Empezó la música y el osordote empezó a volar. Pero de repente, Pérez y Riji cortaron las cuerdas y el oso gordote cayó con estrépito al suelo, donde quedó un rato atontado.

    Antes que pudiera levantarse, los caballeros del rey, vestidos con las armaduras más relucientes, subieron a su vez por los aires, mientras uno de ellos gritaba con voz fuerte:

- Nosotros somos la verdaderos ángeles del Gran súper mega oso celestial. Hemos venido a castigar este oso gordo y blasfemo que les quiere robar.

    Todo el mundo estaba mudo de asombro. Entonces, los osos Graci y Hacend, subieron al escenario y sacaron el cofre lleno de dinero, abriéndolo para que todos pudieran ver su contenido. Los ángeles siguieron hablando.

- Aquí está el dinero que le han dado ustedes. Nunca se lo dio al Gran super mega oso celestial, se lo quedaba él, por eso lleva ropas caras, joyas, y está tan gordo.

    Pero entonces, el falso osordote, se puso al micrófono, y empezó a rugir:

- ¡Mentira, esos son seres diabólicos que quieren llevarlos al infierno! No les hagan caso, obedézcanme a mí.

    Indignada, R-osa también se puso a gritar:

- ¡Eres un ladrón y un estafador, nos quieres robar a todos, y para probarlo, allí está el dinero que te lo quedabas tú.

    Para apoyarla, la familia de Pérez en pleno subió al escenario, incluyendo Alejandra, bien oculta en su túnica, gritando a su vez:

- ¡Ese oso gordo es un ladrón, no le hagan caso!

    Pero el ladrón no quería rendirse, así que ordenó a sus acólitos:

- ¡Agarren esos osos diabólicos y denles una lección!

    Los acólitos se reunieron para darse valor y atacar. Por su parte, los buenos se agruparon con decisión, y los caballeros-ángeles, aunque no fueran tan fuertes como los osos, bajaron al suelo y desenfundaron sus espadas para defender a su princesa hasta la muerte. Uno de ellos se fue al cuarto donde estaba el espejo y pegó un fuerte grito, haciendo que otros caballeros cruzaran el espejo para ayudar.

    La feroz batalla estaba a punto de comenzar, cuando desde el público, otros osos y osas se pusieron a gritar: 

- ¡Esta osiglesia es una estafa, vamos a ayudar a la osa Pérez y su familia!

    Era el ejército de osos de Alejandra, todos aquellos que habían sido ayudados por la princesa y la Pérez-osa: Horror-oso, Mañ-osa, Desastr-osa, Gol-osa, Pulg-oso y sus familias. Con esto, ya convencido, el resto del público se levantó y subió al escenario haciendo frente a los acólitos. 

    Al verse rodeado y perdido, el falso osordote se puso de rodillas  y se rindió entre gritos. Definitivamente, los acólitos se dieron cuenta que era un impostor y también se rindieron. Los ataron bien, y esa tarde, la Polici-osa tuvo en verdad mucho trabajo para encerrarlos a todos.

    Los caballeros y la princesa volvieron a su mundo por el espejo antes que nadie reparara en ellos, y Graci y Hacend-oso se llevaron el espejo a casa para que no se rompiera con el alboroto.

    Mientras, la Religi-osa subió al micrófono para decir:

- Hermanos y hermanas, aunque sea triste, debemos aceptar que estos estafadores nos han engañado y casi se llevan todo nuestro dinero. Yo me disculpo por haber ayudado en esta falsa osiglesia, y a partir de ahora tendré mucho cuidado antes de entrar en otra. Espero que ustedes hagan lo mismo, y nunca más nos vuelvan a engañar de esta manera. Para acabar, vamos a recuperar nuestro dinero del cofre con orden y calma.

    Todos aplaudieron, y en efecto, cada cual recuperó lo que era suyo, bajo el cuidado de la  osa Religi, sin más alborotos. Lo hicieron tan bien que aún sobró, y se pusieron de acuerdo para dárselo a los osos pobres de verdad.

    Cuando la familia volvió a casa, Alejandra les estaba esperando:

- Vaya lío armamos, creí que tendríamos una gran batalla. Menos mal que estaba allí nuestro ejército.

- Es verdad -respondió Pérez- pero lo importante es que ganamos. ¿Tus padres no están enfadados por haberte metido en este lío tan gordo?

- No, -fue la respuesta- me felicitaron por ser valiente y no huir. Dicen que me comporté como una auténtica princesa. 

    Después de esto, cargaron unos buenos tarros de miel y pasaron todos por el espejo para agradecer a los reyes y los caballeros su ayuda. Se armó otro alboroto, pero esta vez fue una buena fiesta, no una guerra. Y ahora, sí que R-osa dejó de ayunar y comió hasta cansarse. Todos aplaudieron porque estaba demasiado flaca.

    Cuando se despidieron, la osa Pérez fue la última, y les dijo a los reyes:

- Gracias otra vez por todo, espero que a la próxima, Alejandra no esté en peligro.

- No fue un peligro tan grande -respondió la reina. -Ya sabemos que tú te quedaste a su lado para defenderla. También te portaste como una princesa.

- ¡Para eso están las amigas!

    Y así acaba esta aventura. Hasta la próxima, amigos.


Comentarios

  1. Este cuento está basado en hechos reales, pues muchas sectas evangélicas y de otro tipo, usan trucos de hipnosis para engañar a sus fieles. Y como dice Alejandra, es peligroso entrar en ellas, aunque se esté sobre aviso.
    Lo que aquí he llamado gran apoteosis final es un hecho que ha sucedido en varias ocasiones, en países de África, Asia, América y Europa. En efecto, los jefes de la secta se iban con todo el dinero y dejaban no dormidos, sino muertos a sus fieles, en un asesinato en masa o en un suicidio colectivo. En este cuento no quise decirlo así, porque es para niños, pero en esta nota aprovecho para dejarlo claro: ¡Cuidado con las sectas!

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