La Osa Pérez y el Cel-oso

  Presentación para quien no conoce aún a la Osa Pérez

En el país de los Osos, también llamado Osolandia, viven los osos más listos del mundo, porque hablan, se visten, van a la escuela, comen en platos y con cubiertos... vamos, que son como niños y personas normales, solo que con más pelo y más gorditos. En su país no hay personas, viven con otros animales en sus casas, dentro de un bonito bosque. Comen verduras, frutas y miel, no comen otros animales, y si vieran un niño, no lo atacarían, sino que se harían amigos, porque son muy buenos y agradables.

Como cualquier niño o niña, tienen nombres, pero no son los nombres que se les ocurre a sus padres osos, son nombres que explican su personalidad, es decir, cómo son y cómo se comportan.

Por ejemplo, nuestra amiga la Osa Pérez, se llama así porque es una Pérez-osa y no la gusta trabajar. Su papá es muy divertido y bromista, así que se llama Oso Graci, es decir, Graci-oso. La mamá es más seria, y no se suele burlar de nada, por eso se llama Respetu-osa. Pérez-osa tiene dos hermanos, a uno, su mellizo, le gusta mucho jugar, con todos los juegos se entusiasma y solo piensa en jugar, así pues, se llama Oso Riji, Riji-oso. Y el segundo, el mayor, es un trabajador que siempre quiere acabar pronto, y por eso es el oso Hacend, Hacend-oso.

La Pérez-osa tiene un espejo mágico por el que pasa al país de una niña, la Princesa Alejandra. Se hicieron las mejores amigas y corrieron sus aventuras juntas. Y siguen juntas ayudando a quienes las necesitan, porque son muy listas y siempre encuentran soluciones.

Cuando necesitan ayuda para alguna de sus misiones, la Osa Pérez y la Princesa, piden la colaboración de sus familias y de aquellos osos a los que ya han ayudado antes. Éste es el llamado Ejército de Alejandra, porque se juntó por primera vez para salvar a Alejandra de unos raptores que la habían aprisionado. Ansi-oso, Vergonz-oso, Enfad-osa, Impetu-oso, Mim-osa, Engañ-oso, Religi-osa, Pulg-oso, Desastr-osa, Gol-osa. Mañ-osa, Horro-oso, Orgull-oso, Fantasi-osa, Vanid-oso y Superstici-oso, junto a sus familias, forman este terrible ejército que siempre triunfa.

Empieza la aventura


La osa Fantasía, una de las componentes del ejército de Alejandra, tenía muchos amigos; con su gran fantasía, contaba muchos cuentos bonitos, y en clase de lengua y literatura no tenía rival para escribir y exponer. Antes se creía tanto sus historias que se olvidaba del mundo y se perdía en sus sueños, pero después de una aventura con nuestra amiga la Pérez-osa, ya dejó de soñar a todas horas y se hizo más responsable.

Entre sus amigos, el que más se junta con ella, es el oso Cel. Es un buen amigo, siempre pendiente de sus amistades y dispuesto a ayudar, pero últimamente se ha vuelto, como su nombre indica, demasiado posesivo, inseguro y celoso, y eso empezó a causar problemas.

- Fantasi-osa- dijo a su amiga en la escuela cuando ya salían- ¿vienes esta tarde a jugar a mi casa?

    Pero la osita tenía otros planes, como era viernes y el sábado no hay colegio, se iba con algunos amigos al castillo de Alejandra a jugar y también a ayudarla a decorar sus habitaciones, así que respondió:

-Este fin de semana no puedo, voy a casa de Riji-oso y Pérez-osa para ayudarles en unas tareas.

    Naturalmente, que Pérez tenía un espejo con el que iba al mundo de Alejandra, era un secreto, por eso no explicó más cosas. El Cel-oso, se enfadó con la respuesta y dijo en voz alta:

- Yo no quiero que vayas, tú eres mi amiga y debes venir conmigo. No te he dado permiso para ir a ningún lado.

    Los oseznos de su clase se pararon al escuchar esa tontería y esperaron la respuesta de la osa Fantasía, que fue muy buena:

- Ni me darás permiso, porque tampoco te lo voy a pedir. Yo voy donde quiero y tú no me mandas.

- Tú eres mi amiga, y debes hacer lo que yo te diga.

    El Cel-oso se enfadaba cada vez más, mientras a los demás se les escapaba la risa, y eso definitivamente sucedió cuando la osita contestó:

- ¿Obedecerte yo a ti? Que te crees tú eso, cara de queso.

    El Cel-so la miró con ojos de loco, pero ella dio media vuelta y se alejó. Su mal amigo quiso atraparla, pero varios miembros del ejército de Alejandra se interpusieron en su camino para no dejarlo pasar, y para cuando quiso rodearlos, ya era tarde. Cada cual se fue a su casa y así acabó el incidente... por el momento.

    Tal como lo habían planeado, después del almuerzo, varios ositos se reunieron en casa de la osa Pérez: Desastr-osa, Horror-oso, Vanid-oso, Mañ-osa, Superstici-oso y claro, Fantasi-osa.

    Pérez y Riji estaban limpiando la cocina, y mientras, los demás oseznos comentaban el alboroto de Cel-oso.

- Lo que dijo Cel-oso me pareció una gran tontería -empezó Vanid-oso- Pero tu contestación fue estupenda, lo pusiste en su sitio.

- Ojalá aprenda -continuó Superstici-oso- pero se puso muy raro, como si fueses un juguete de su propiedad en vez de una amiga.

- Yo creo que quiere que seas su amigo y no tengas otros amigos -terció Mañ-osa- si te descuidas, te encierra en una mazmorra como me hizo mi tía Envidi-osa para que fuera su criada gratis (naturalmente, fue la Pérez-osa quien la salvó).

- No me da miedo -dijo ahora la aludida osita Fantasía- El ejército de Alejandra me salvará.

- Pues claro que sí -dijeron todos a coro- el ejército de Alejandra nunca falla.

    Para entonces, Pérez y Riji acabaron su tarea y se disponían a subir a la habitación de la osita, cuando apareció su madre Respetu-osa.

- Mis hijos me contaron ya lo que pasó con ese Cel-oso. Fantasi-osa, debes tener mucho cuidado, los celos son algo muy malo, y en verdad te podría hacer daño.

Entonces dijo su hija:

- ¿Y tú no podrías curarlo? Como eres psicolog-osa...

- Ya sabes que solo se puede curar al que reconoce que tiene un problema y quiere ser curado. Él tiene inseguridad y miedo, y responde con violencia a esos sentimientos.

- ¿Y qué puedo hacer entonces? Preguntó Fantasi-osa- ¿Hago como si nada, dejo de ser su amiga, o le hago caso por lástima?

- Debes poner límites. Deja claro que eres su amiga, pero tienes muchos amigos más, y que si vuelve a molestarte así, dejarás su amistad. Cuando se lo digas, no estés sola, por si acaso. Pero ahora no os preocupéis, id a divertiros y saludad a la princesa de mi parte.

    Con esto, le dieron las gracias y pasaron por el espejo mágico a la habitación principesca, donde los esperaba Alejandra. Tras los abrazos de oso, la ayudaron a redecorar sus habitaciones, divirtiéndose de lo lindo mientras lo hacían, sobre todo el Vanid-oso, que tenia muy buena garra para eso de la decoración. A media tarde, fueron a merendar al comedor real, con la suerte de encontrar a los reyes Nelo y Fernanda, que dejaron sus trabajos para saludar a los ositos.

    Hablaron de cómo iba la decoración, y de otras cosas. Al final también hablaron del asunto del Cel-oso. Cuando supieron lo sucedido, habló el rey Nelo:

-Yo también te digo que tengas cuidado. Además de la violencia, los celosos tienen otras armas, como la mentira y la manipulación.

- ¿Qué es manipulación? -se interesó Pérez.

- Es hacer cosas para obligarte a que hagas lo que él quiere. -Respondió ahora la reina- Por ejemplo, ahora dirá que tú eres mala con él, o llorará mucho para darte lástima, y querrá convencer a los demás que tú eres una desagradecida y que eres su amiga porque te da regalos.

- Suena feo -comentó Riji-oso.

- Lo es -asintió el rey-. Pero todos juntos lo venceréis. Pero se hace tarde, seguid con la decoración, que tal vez os encarguemos que arregléis todo el palacio.

    Así se despidieron; poco a poco se les quitó la preocupación y siguieron con sus risas el trabajo.

    El lunes siguiente, en clase, el ejército estuvo apoyando a su amiga. El Cel-oso quiso hacer como si nada, pero la Fantasi-osa siguió el consejo, y en el recreo, con sus amigos, le habló claro:

- No vengas como si no hubiera pasado nada. El otro día fuiste  muy desagradable conmigo.

- Yo no hice nada...

- Sí lo hiciste. Y quiero decirte que yo tengo muchos amigos, tú puedes ser mi amigo siempre y cuando me respetes. Tú no me mandas ni me puedes decir que no vaya con otros amigos donde yo quiera. Si lo haces, no te volveré a hablar. ¿Has entendido bien?

 - No me esperaba esto de ti, que insultes a tu mejor amigo que no te ha hecho nada...

- Calla, que me vas a hacer llorar.

    Dicho esto, dio media vuelta y se fue; no hay que discutir con los manipuladores. Pronto se olvidó de su mal amigo, pero no sabía que estaba maquinando su venganza.

    Así, al día siguiente, la mamá de Cel-oso fue a hablar con la director-osa del centro, quien a su vez llamó a la tutora de la clase de Fantasi-osa y delante de la otra osa, preguntó:

- ¿Es cierto que la osa Fantasía y sus amigos estuvieron siendo groseros y amenazando al osito Cel?

- Nada de eso -fue la respuesta- Al revés, fue ese osezno el que estuvo gritando y diciendo tonterías a la osita, como que tenía que obedecerla y no ver a sus amigos. Yo lo vi todo. Además, cuando la osezna se negó, él se acercó a ella amenazante, pero un grupo de ositos se puso en medio para que no pasara nada malo.

- Ya, -añadió la director-osa-, seguro que fueron Pérez-osa y sus amigos. -Y dirigiéndose a la madre del Cel-oso, dijo:- Ya ve que su hijo la ha engañado, y la aconsejo que tenga cuidado con él, porque los celos son un problema muy grande. Usted verá qué hace en casa, pero esta semana se va a quedar a limpiar el aula durante los recreos, para que aprenda a no mentir.

    Lo que esperaban los profesores es que así el osito Cel no coincidiera en el recreo con su amiga, no la molestara y se enfriara el asunto. Sin embargo, lo que hizo el osezno fue que empezó a hacerse la víctima y a contar que por culpa de su mala amiga estaba castigado, que le habían querido pegar y que solo era era su amiga porque la ayudaba y le hacía regalos.

    La que fue con el chisme, fue cómo no, la Chism-osa, que se acercó al grupo de Fantasi--osa y el ejército de Alejandra:

- ¿Es verdad que eres muy mala con el pobre Cel-oso? El pobre está llorando por tu culpa.

    La que contestó fue la osa Pérez, que sabía que en vez de enfadarse, había que reírse:

- Ya lo creo, es tan mala que no quiere ser su esclava, ni dejarse encerrar en una mazmorra; por el contrario, quiere tener amigos y amigas, y no estar siempre con él sola. Vamos que es malísima. Además, nosotros le hemos dado veneno para que se muera pronto, le hemos cortado una pata y también la lengua con unas tijeras. Llévale a ese pobre osito un cubo para que lo llene de lágrimas, que si no, va a inundar la escuela.

    En efecto, todos se rieron, y como Chismo-osa fue con la historia a todos, dejaron de tomar en serio al Cel-oso y pasaron a llamarlo el celoso victimoso. Naturalmente, al ver el nulo resultado de sus manipulaciones, casi se muere de rabia, por lo que pensó qué más hacer.

    Al día siguiente, llegó el primero a su aula y la llenó de papeles que decían lo mala que era la Fantasi-osa con él. Muchos ositos, al leerlos, tuvieron lástima por él y se enfadaron con la osa Fantasía. Al ver esto, Pérez y sus amigos, fueron recogiendo las hojas, hicieron avioncitos con ellas y las echaron a volar, mientras decían:

- Atención, allá van los aviones mentirosos de Cel-oso, que todos los días dice tonterías, porque su amiga no quiere ser su su esclava y quiere vivir libre teniendo otros amigos. Pobrecito el osito Cel, que no tiene amigos por ser demasiado celoso, y ahora por mentiroso.

    De nuevo las risas triunfaron sobre la manipulación. Pero ya cansados de sus mentiras, todavía fueron más lejos: ahora ellos fueron los que escribieron unas hojas con un texto de Oso de la Barca:

"¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del oso es haber nacido."

Y al final, pusieron: "Para nuestro amigo Cel-oso, ya que le gusta quejarse y llorar, para que tenga un bonito modelo literario de cómo hacerlo". Con esto, cada vez que el osezno quería quejarse, hacerse la víctima o contar sus mentiras, quienes lo oían, empezaban a recitar el poema, riéndose de él. El resultado fue que dejó las manipulaciones, y pensó algo peor.

La semana pasó sin más historias de celos, pero al lunes siguiente, la Osa Fantasía no llegó al colegio. Todos faltan de vez en cuando, pero los miembros del ejército de Alejandra, por si las moscas, fueron a casa de la osita al acabar las clases. Y se llevaron un susto cuando su mamá dijo que había salido por la mañana para ir a la escuela.

Como la osita ya había desaparecido alguna vez, perdiéndose llevada por su fantasía al buscar tesoros o castillos, Pérez no quiso ir a la Polici-osa porque no iban a creer que estaba desaparecida, y Riji expresó lo que todos pensaban:

- El Cel-oso la ha raptado, seguro.

- ¿Dónde la puede haber llevado?- se preguntó Horror-oso.

- Tal vez a las cuevas del lago, donde me encerraron a mí -sugirió Vanid-oso

- O a la casa-mazmorra donde mi tía Envidi-osa me encerró a mí junto a Riji-oso. -Añadió la Mañ-osa.- Desde que la Polici-osa los apresó, esa casa está vacía.

- Vamos a ver primero a la mazmorra -resolvió Pérez- está más cerca, y es más fácil cerrar una puerta que mantener la prisionera atada en una cueva.

- Y vamos deprisa. -Advirtió Desastr-osa- El Celo-oso estará con ella, imaginando que aún nadie sabe que la ha raptado.

    Con Mañ-osa y Riji-oso a la cabeza, el ejército partió hacia allá sin perder un momento.

    Mientras, en efecto, la pobre Fantasi-osa estaba en esa mazmorra. A la mañana, cuando iba a la escuela, el osito Cel se acercó por detrás y la puso una capucha llena de pegamento en la cabeza. El olor la dejó atontada, y el raptor la llevó fácilmente a la mazmorra en medio del bosque. Cerró la puerta con una tranca, la dejó encerrada y se fue a la escuela como si nada. Al acabar, salió corriendo y fue a ver a su prisionera.

- Ahora tienes lo que te mereces -la dijo- Has sido mala y te voy a castigar. No saldrás de esta cárcel hasta que jures ser mi amiga, no tener más amigos, y obedecerme siempre. ¿Has entendido?

-He entendido que estás loco. Cuando me quite este saco de mi cabeza, te enseñaré quién es la princesa Fantasía.

- Ya estás con tus cuentos, ni eres una princesa ni te podrás quitar ese saco con pegamento.

- Tú eres un osito malo, no mi amigo. Los amigos no hacen eso a sus amigas. Si eres mi amigo, suéltame.

- No. Mucho te has reído de mí, y ahora me reiré yo. Yo soy macho y tú hembra, así que eres inferior y debes servirme.

- Eres un cobarde. Suéltame y veremos quién es más fuerte.

- No lo haré porque me das lástima y no quiero darte demasiado fuerte. Débil osita tonta.

    Pero el osito que se creía listo, no se dio cuenta que el ejército de Alejandra se acercaba sigiloso rodeando la casa mazmorra. Hasta que la puerta se abrió y la Pérez-osa exclamó:

- Hola Cel-oso, qué fácil ha sido encontrarte. Tú eres el tonto.

    El osito malvado quiso apresarla a ella también, pero al ver que estaba con sus amigos, quiso escaparse, sin embargo, como estaba rodeado, lo atraparon y lo tiraron dentro de la mazmorra. Vanid-oso y Horror-oso liberaron a la prisionera con cuidado. Al verse libre, abrazó a sus amigos, y luego les dijo:

- Saltad a ese falso amigo, como le dije, ahora va a ver quién es la princesa Fantasía.

    Así lo hicieron. El oso Cel estaba contento, pensó que podría vencerla, porque era un machista (como la mayoría de los celosos) convencido que las osas eran inferiores. Lo que no sabía, es que parte de su formación de princesa en el castillo de Alejandra, era la lucha con espadas. Fantasi-osa agarró un palo y le dieron otro al Cel-oso, empezó la lucha, y en efecto, la osezna cumplió su promesa, y dándole  de golpes, le demostró al osito quién era ella.

- Ríndete cobarde -conminó la vencedora.

- Le diré a todo el mundo que vosotros sois los malos y me habéis pegado. Como sois pequeños, nadie os creerá y os castigarán.

    Pero entonces, una osa adulta, exclamó:

- Yo no soy una osezna, a mí me creerán, ¿no te parece?

    Era la mamá de Fantasi-osa, acompañada de sus vecinos, a los que pidió ayuda antes de seguir a los oseznos. Aunque el osito no podía ser encerrado, sí lo llevaron a la Polici-osa, quien lo arrestó y llamó a sus padres para que lo castigaran como se debía. Los pobres padres estaban muy avergonzados y se lo llevaron sin contemplaciones. Mientras, los héroes gritaban:

- ¡El ejército de Alejandra siempre vence!

    Esa tarde, los padres de Fantasi-osa fueron a la casa de Pérez y agradecieron allí al ejercito por salvar a su hija. Los oseznos recordaron también que los consejos de Graci-oso y Respetu-osa les habían ayudado mucho, y también los de los reyes. Ellos no habían podido ir a la celebración, pero Alejandra sí estaba allí escuchando la aventura muy contenta.

    Parece que este es el fin del cuento, pero los que conocéis a la Osa Pérez y la Princesa Alejandra, sabréis que aún hay más. Ahora había que ayudar al pobre osito Cel para que se dejara de locuras y no fuera celoso.

    Así pasó. Cuando los padres del Cel-oso fueron a ver a los de Fantasi-osa para pedir perdón por su hijo, éstos les aconsejaron que fueran a ver a la Psicolog-osa Respetu-osa, sabiendo que la osa pediría la colaboración del ejército de Alejandra...

    En el recreo del colegio, la Pérez-osa contaba a sus amigos cómo el Cel-oso no quiso reconocer su error, sino que seguía haciéndose la víctima y celando a su amiga, aunque ahora no fuera su amiga, precisamente.

- Algo parecido hice yo -reconoció Engañ-oso- y no me hubiera curado si no me hubierais enseñado que lo que hacía, engañar a todo el mundo, estaba muy mal hecho y me podían pasar cosas malas si seguía así.

- Podemos pensar algo parecido -asintió Riji-oso.

- O mejor, añadió Pérez- mostrarle también qué se siente cuando alguien es celado así.

- Eso es -aplaudió Fantasi-osa- que se ponga en mi lugar lo hará comprender.

    Más tarde, con la princesa, los oseznos pusieron en marcha otro de sus planes infalibles.

    Al día siguiente, el Cel-osito encontró una nota en su pupitre: "Cel-oso, eres el más guapo del todos, tu amiga la Misteri-osa". El osezno se quedó extrañado y miró a su alrededor pensando quién sería la osa Misteri. Pensó que era una broma y no dijo nada...

    Hasta que al otro día, encontró otra nota: Cel-oso, eres mi osito favorito, y te gustará ser mi amigo" . Ahora se lo tomó en serio, y habló a sus compañeros de esa nota, incluso se la enseño a la osita Fantasía, para que tuviera celos ella.

    Al siguiente, esperaba otra nota, y la encontró, aunque esta vez no le gustó tanto: "Mi Cel-oso, no quiero que sigas hablando con la fea Fantasi-osa, tienes que ser mi amigo y olvidarla". De todas formas, aunque extrañado, siguió presumiendo, y sin hablar con su antigua amiga, porque su amistad estaba terminada después de tantas cosas que pasaron.

    Al nuevo día siguió recibiendo cartas: "Mi Cel-osito, te ordeno que no hables con nadie, a partir de ahora, yo debo ser tu única amiga". Sin darse cuenta que eso era lo que él mismo hacía, se enfadó con esa Misteri-osa y no le hizo caso alguno.

    La nueva nota le gustó aún menos: Oso Cel, no me has obedecido y te voy a castigar, te lo mereces por no ser solo mío".

    Cada vez le gustaba menos esa amiga misteriosa, y seguía sin acordarse que él había hecho lo mismo.

    Llegó el sábado, día sin clases, así que se fue a la plaza para jugar con los demás... pero nunca llegó. Fue raptado, le metieron en un saco  y fue llevado a una mazmorra, una mazmorra de verdad, en un castillo oscuro, con cadenas y una antorcha para iluminar un poco.

    Cuando salió del saco, estaba muerto de miedo. Estuvo un largo rato solo, y tras unas horas, apareció una misteriosa figura, como una osa envuelta en muchas pieles, que le dijo:

- Hola Cel-oso, te avisé que te iba a castigar por malo. Te dije que debías obedecer y no hablar con otros ositos. Ahora, por no obedecer, estarás encerrado sin comer, hasta que prometas que serás solo mío.

- Estás loca, déjame salir -respondió llorando el osezno.

    La Misteri-osa se rio de él y se fue. Tras otras horas de soledad, volvió.

- ¿Ya has recapacitado? ¿Me vas a obedecer siempre?

- Por favor -respondió entre lágrimas-, déjame salir, no seas mala.

- Tú eres malo, que no me obedeces, con lo buena que soy yo contigo, que te mimo y te escribo notas bonitas... y tú hablando y jugando con otros ositos y ositas sin pensar en mí. Pobrecita yo.

    De nuevo lo dejó solo, y al volver, le dijo:

- ¿Ya vas a obedecerme y ser solo mío?

- Pero eso es muy malo y feo, ¿cómo voy a estar sin amigos, ni colegio, sin salir de casa, solo encerrado contigo? Eso no es normal.

- ¿Cómo que no? Eso es lo que le decías tú a tu amiga Fantasi-osa. Yo solo hago y digo lo mismo que tú.

- Pero ella es una osa, y yo un oso, ella es inferior.

- Ja ja ja, por eso te dio de palos en la lucha que tuvisteis. Ella es tan buena como tú, o mejor. Y mira, ahora tú estás encerrado, eres tú el inferior. Oso tonto, las ositas hacemos lo mismo que tú y mejor. Así que te voy a tratar como tú la tratabas a tu amiga. ¿Te gusta la idea?

- ¡No! Por favor, suéltame. Yo no he hecho nada malo...

- Tú metiste a una osita en una mazmorra, ¿no es igual de malo que meter a un oso en una mazmorra? Tú querías que te obedeciera, yo también quiero que me obedezcas, es lo mismo.

- ¡No!

- ¿Por qué no?

    El Cel-oso se calló, no sabía qué decir. La Misteri-osa se fue, y el prisionero se puso a pensar que tal vez ella tenía razón, que él había sido muy malo.

    Cuando volvió su raptora, él tuvo que confesar:

- Tienes razón, soy yo el que hizo mal.

- ¿Entonces, no hay que tener a los amigos y amigas encerrados para que obedezcan y  no hablen con otros?

- Yo lo hice, pero me equivoqué, no hagas tú también lo mismo.

- Me confundes, ¿cómo hay que tratar a los amigos?

- Ahora veo que no hay que mandarles nada, ni prohibirles estar con otros, hay que dejarlos en libertad, ayudarse, compartir, sabiendo que la amistad no debe hacer daño a nadie, que los amigos deben ser respetuosos y solidarios.

- ¿Y las osas no son inferiores a los osos?

- No.

- Y ¿por qué decías eso?

- No lo sé. Creo que soy yo el que se siente inferior a veces. Fantasi-osa es muy lista, cuenta cuentos, tiene amigos, y pelea muy bien, sí que es una princesa, y yo no soy nada.

    Se puso a llorar y no se dio cuenta que se quedaba solo. Pasó un largo rato cuando escuchó una voz conocida. No era la terrible Misteri-osa, sino su amiga Fantasi-osa, que venía con un vestido de princesa y una diadema; detrás, la Osa Pérez sostenía una luz que hacía que la princesa se mostrara radiante. El osezno se quedó boquiabierto y solo pudo exclamar:

- Sí que eres la princesa Fantasía.

    Y ella respondió:

- Tus amigas hemos venido a salvarte. Aunque no lo creas, sí somos amigas tuyas y no queremos que te pase nada malo; eras tú quien no quería ser un buen amigo, no nosotras. Ser celoso y machista te hace ser desagradable y perder tus amigas.

    Él, entonces gritó:

- ¡No, no lo seré más! He comprendido que estaba equivocado y actuando muy mal, como un gran tonto. Me sentía inferior, y por eso me comportaba así.

- Entonces te vamos a rescatar. -Concluyo la osezna.

    Al decir esto, abrió las puertas de la mazmorra, pero Cel-oso, en vez de salir corriendo, se acercó a ella, y llorando pidió:

- Perdóname Fantasi-osa. He sido muy malo y muy tonto contigo, no merezco que me ayudes.

- Sí te perdono, pero tienes que curarte de tus defectos de los celos y el machismo.

- Lo haré, de verdad, lo haré.

    En ese momento, la osa Pérez habló:

- Muy bien, entonces vámonos. El camino es largo y oscuro, pero tus amigas y amigos te esperan con luces para que no te pierdas.

    Salieron de las mazmorras y empezaron a subir escaleras, recorrer pasillos, entrar en pasadizos... Atravesaron todo el castillo de punta a punta (allí es donde estaba, claro). Como dijo Pérez, en los rincones más obscuros, se encontraron miembros del ejército de Alejandra que le guiaban. Finalmente, entraron en una habitación, y casi sin darse cuenta, atravesó el espejo mágico, encontrándose en la sala de la casa de la Pérez-osa, donde le esperaban sus amigos y su familia.

    Aún con lágrimas en los ojos, abrazó a su mamá y volvió a pedir perdón por haber sido machista y celoso, prometiendo que no lo sería más, incluso aceptando seguir una terapia psicológica con Respetu-osa.

    Todos le aplaudieron y celebraron su buena disposición. Mientras contaba su aventura y merendaban festivamente, subieron el espejo mágico a la habitación de Pérez, donde ella lo atravesó para contar a Alejandra lo bien que había ido todo, y naturalmente, darle las gracias por haberles permitido usar las mazmorras del castillo para ayudar al Cel-oso.

    El osito Cel tardó tiempo en curarse, recuperar su seguridad y confianza en sí mismo y limpiarse de los celos y el machismo. Cuando lo hizo, preguntó a sus amigos cómo fue que lo rescataron, en qué mazmorra estaba encerrado, y qué fue de la Misteri-osa. Cuando le contaron que fue un plan hecho para ayudarlo, les agradeció su ayuda y su amistad de corazón.

También pasó al castillo para conocer a la familia real, convertirse en miembro del ejército de Alejandra y darles las gracias por todo. Cómo no, ellos contestaron:

- Para eso están los amigos.

¡Hasta la próxima, amigos!


Comentarios

  1. El cuento de hoy es muy importante, porque hay muchos hombre celosos, machistas y violentos, haciendo cosas malas a las mujeres. Es un defecto que hay que curar pronto y no permitir que crezca. Muchas mamás enseñan a sus hijos varones a ser machistas y celosos. Muchas papás les enseñan a ser violentos. Todos juntos debemos luchar por que esto no pase, y el machismo, los celos y la violencia desaparezcan de nuestra sociedad.

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  2. El poema que sale en el cuento es un fragmento de la obra "La vida es sueño", de Pedro Calderón de la Barca, autor español del siglo XVII. Naturalmente, donde dice "oso", él escribió "hombre"

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