La Osa Pérez y la terrible Enfad-osa
Introducción para quien no conozca aún a la Osa Pérez
Como cualquier niño o niña, tienen nombres, pero no son los nombres que se les ocurre a sus padres osos, son nombres que explican su personalidad, es decir, cómo son y cómo se comportan.
Por ejemplo, nuestra amiga la Osa Pérez, se llama así porque es una Pérez-osa y no la gusta trabajar. Su papá es muy divertido y bromista, así que se llama Oso Graci, es decir, Graci-oso. La mamá es más seria, y no se suele burlar de nada, por eso se llama Respetu-Osa. Pérez-osa tiene dos hermanos, a su mellizo le gusta mucho jugar, con todos los juegos se entusiasma y solo piensa en jugar, así pues, se llama Oso Riji, Riji-oso. Y el mayor es un trabajador que siempre quiere acabar pronto, y por eso es el oso Hacend, Hacend-oso.
La Pérez-osa tiene un espejo mágico por el que pasa al país de una niña, la Princesa Alejandra. Se hicieron las mejores amigas y corrieron sus aventuras juntas. Y siguen juntas ayudando a quienes las necesitan, porque son muy listas y siempre encuentran soluciones.
Empieza la aventura.
A la familia de la Pérez-osa le gusta recibir visitas. Tienen muchos amigos y parientes que de vez en cuando se acercan para saludar y pasar unos días felices en familia. Con toda naturalidad, cada uno la recibe a su manera. El Riji-oso les invita a jugar y a divertirse con él, con cualquiera de sus juegos; incluso los osos mayores se divierten con el entusiasmo del osezno.
Pérez, por su parte, les invita a descansar y a relajarse con libros o paseos tranquilos. El Hacend-oso les enseña su taller, les hace probar su miel, y comparte su trabajo. El Graci-oso procura divertir al invitado o invitada. Saca a relucir su colección de chistes, anécdotas, bromas y ocurrencias. Finalmente, la Respetu-osa respeta su tiempo a las visitas, prepara buenos platos (con ayuda del resto de la familia), y está a su disposición para acompañarlos donde quieran.
Por eso, esta noche, en la cena, cuando mamá Respetu-osa les anuncia una visita, todos están contentos.
- Qué bien -se alegró Riji- Un nuevo compañero de juegos.
- Seguro que nos reímos todos juntos -añadió el papá Graci-oso.
La mamá osa les interrumpió con cara grave:
- Pero hay una mala noticia.
La osa Pérez respondió:
-No será para tanto, ni que fuera a venir la tía abuela Enfad-osa.
La Enfad-osa era le tía del papá oso-Graci. Si él era gracioso, su tía era todo lo contrario. Siempre gruñendo, exigiendo, riñendo... hacía que todos lo pasaran mal cuando llegaba. Hasta les hacía tener terribles dolores de cabeza.
La familia sonrió al escuchar a la osita, menos su madre. Y todos comprendieron.
- Hermanita -dijo el Hacend-oso- tú siempre das en el clavo. Viene nuestra tía abuela, ¿verdad, mamá?
La aludida asintió.
- Y espero que seáis respetuosos con ella. Es mayor y tiene muchos achaques, ya sabéis. Espero que mejore en nuestra compañía.
- No creo -respondió la pequeña- con lo que a ella le gusta quejarse y gruñir, lo pasaría mal si estuviera bien.
- Muy aguda hija - dijo su padre- pero a mal tiempo buena cara. Sobreviviremos por unos días, sobre todo si nos esforzamos por complacerla.
Y todos contestaron a coro nada convencidos:
- Sí, papá.
Al día siguiente todos empezaron los preparativos para recibir a Enfad-osa. En primer lugar todos arreglaron con mucho cuidado sus habitaciones y el resto de la casa. La tía siempre hacía una revista general al llegar.
El osito Riji guardó todos sus juegos y juguetes. A la tía abuela le molestaban todos los ruidos que hacía mientras jugaba, por leves que fueran.
Su hermano mayor ordenó sus herramientas y dejó el jardín bien arreglado. Acabó también las tareas urgentes para tener tiempo que dedicar a su tía abuela.
La osezna tuvo mucho cuidado con su ropa y seleccionó los vestidos más bonitos para llevarlos en esos días. Tenía una duda con su espejo mágico; la tía abuela no lo conocía, seguro que le llamaba la atención, y eso podía ser peligroso. No sabía si dejarlo en su sitio sin que llamara la atención, o esconderlo de alguna forma.
Riji-oso opinaba que lo mejor era esconderlo, pero si de todas formas ella lo encontraba, podía enfadarse demasiado. Por eso siguió el consejo de Hacend-oso y lo dispuso en un rincón de forma que no reflejara la puerta para que se destacara lo menos posible.
Y entretenidos por los preparativos, llegó pronto el gran día.
A media tarde, el papá abría la puerta y anunciaba con voz alegre:
- Familia, ya llegó nuestra invitada.
Y todos acudieron en orden a la entrada, sonriendo y bien vestidos para recibirla. La tía abuela les dio un breve abrazo a cada uno, mientras rezongaba:
- Invitada, dice, como que se iban a molestar en invitarme. Por eso vengo sin que me llamen. Vaya desagradecidos, que me olvidan cuando estoy viejita.
Realmente no tenían nada que agradecerla (salvo cuando se iba, decía Pérez a menudo), como a la tía Rumb-osa que siempre venía con regalos (el espejo mágico entre otros), pero nadie pensó en sacarla de su error.
Los osos adultos llevaron las maletas a la habitación de invitados, mientras la tía abuela empezó su ronda por la casa. Según ella concluyó, el cuarto de estar no era acogedor, la cocina poco práctica, las habitaciones de los pequeños unas leonera desordenadas y las de los mayores frías y despersonalizadas.
A cada comentario todos callaban. menos la osezna, que sonreía y decía cosas como:
- Qué alegría que hayas venido, eres tan amable... qué simpática eres.
El oso Graci aguantaba la risa con dificultades, mientras los dos hermanos tosían para disimular. Solo la mamá seguía seria, haciéndose la sorda. Finalmente, Enfad-osa gruñó a la pequeña:
- Grrre, ya está bien de mentiras, mejor cállate y no molestes.
Así que la inspección siguió sin interrupciones, y afortunadamente, sin que el espejo mágico llamara la atención de la gruñona.
A la hora de la cena, las cosas continuaron igual. Cinco minutos antes de la hora señalada, todos se sobresaltaron cuando la anciana gritó:
- ¡Tengo hambreeee!
Todos acudieron al comedor rápidamente.
- Prueba la miel, tía -ofreció el oso Graci- es el primer premio del último concurso.
- Vaya presumido .-fue la respuesta- seguro que no es para tanto.
No dijo que era buena, pero se tomó todo el tarro sin dejar a los demás. Lo único que dijo fue:
-¿Y mi fresquito? No vais a querer que coma con agua sola. Vaya desconsiderados.
A Pérez y a Riji se les escapó la risa. La anciana había hablado como la Mim-osa, que tenía 4 años. Fue un caso difícil de curar, lo que no impidió que su recuerdo les hiciera reir.
Respetu-osa salió al quite rápidamente, echando una furibunda mitrada a sus hijos pequeños y diciendo con fuerte voz:
- Qué cosas dice tía. Aquí tiene fresquito de zarzamora, y si lo prefiere de maracuyá, la fruta de la pasión.
- Grreee. Tus hijos mal educados sí son apasionados de reírse estando a la mesa. En fin, ¿no hay fresco de pinolillo? gruñó la tía.
- Claro que sí, tía. ¿te traigo?
- Prefiero de naranja, aunque no tendrás, seguro que no te has molestado tanto por mí.
- Claro que sí tía, voy por él si quieres.
- Gree. Hasta la pregunta es necia
Total, que la vieja siguió pidiendo, sin saber que Respetu-osa tenía una gran despensa para hacer frescos y jugos. De forma que se fue a dormir de mal humor por haber sido tan bien atendida.
Al día siguiente los oseznos iban al colegio. Apenas se levantaban cuando la tía-abuela gruño por todo lo alto:
- Grreee. No me dejan dormir en esta casa. Qué ositos tan ruidosos, parece mentira...
Siguió gruñendo por un buen rato, y aunque los alumnos fueron a clase, ella siguió con su cantaleta. Eso sí, por una vez, los pequeños fueron contentos al colegio, así se alejaban de ella.
No sabían lo que se iban a encontrar a volver. La habitación de Riji estaba patas arriba, todo tirado y los discos de la play-osa 17 todos por el suelo. Y antes que pudiera quejarse, se oyó el gran rugido:
- Grreee. Pérez-osa, has dejado tu puerta cerrada con llave y yo quería entrar a buscar mi peine, que seguro lo tienes tú, porque ya miré en la habitación de tu hermanito. Eres una gran ladrona. Abre la puerta inmediatamente.
Las osa Pérez se negó en redondo y en cuadrado a dejar entrar esa fiera en su habitación, estaba segura que si veía su espejo pasaría algo malo. Afortunadamente, mientras hacía como que buscaba la llave, su hermano mayor llegó con un bolso:
-Mira tía-abuela, aquí tienes el peine, estaba en el bolso que dejaste en la sala.
¡Salvada! La osezna le dio las gracias en silencio y entró a su cuarto, mientras su tía-abuela reñía a Hacend-oso por osar tocar sus pertenencias. De todas formas, siguió riñendo a todos mientras almorzaban, de tal forma que al levantarse de la mesa, su madre dio a toda la familia, disimuladamente, pastillas naturistas contra el dolor de cabeza.
Enfad-osa se fue a dormir la siesta, no sin antes advertir a sus sobrinos-nietos que no la despertaran. Pérez tuvo una idea y le dijo a Riji:
- Agarra tus cuadernos para hacer las tareas y vámonos por el espejo a trabajar en la habitación de la princesa Alejandra.
Advirtieron a sus padres y se fueron hasta la noche, dejándolos muertos de envidia.
-Alejandra, ya estamos aquí.
-Pérez, Riji, qué alegría.
Se dieron unos buenos abrazos de oso y contaron a su amiga la historia de Enfad-osa. Ella contestó:
- Es divertido si le pasa a otros. Vamos a hacer rápido las tareas de clase y luego pensaremos en algo mientras me ayudáis a trabajar en la huerta (los reyes siempre mandaban algún trabajo a su hija para que no fuera una princesa mimada y delicada como una fresita).
Así lo hicieron, pero no se les ocurrió nada para librarse de la terrible osa. A la hora de la cena, los reyes Nelo y Fernanda les invitaron muy felices de verlos, y los pequeños les pidieron ayuda también.
- ¡Qué complicado! -exclamó el rey- porque no la podéis echar de casa por las malas.
- Además -añadió la reina- ella tiene un gran problema. Me recuerda a vuestro amigo el oso Engaño, al que hicimos comprender a su pesar, que sus mentiras y engaños se convertirían en verdad si no se reformaba.
- Es cierto -recordó Pérez- podíamos pensar en algo parecido...
La cena continuó tranquila sin que llegaran a encontrar una solución definitiva. Al volver, sin hacer ruido, los oseznos saludaron a sus padres y les contaron cómo fue la tarde en el país de Alejandra. Los mayores les iban a contar cómo les fue a ellos, cuando apareció Enfad-osa.
- Ya era hora de que vinierais, me podía haber muerto y vosotros tan felices, sois unos egoístas que solo pensáis en vosotros.
Y siguió gritando hasta cansar a todos. Entonces, Graci-oso, que empezaba a enfadarse, la cortó.
- Sí tía, pero es tarde y mañana trabajamos. Ositos, a la cama.
Pero la tía aún añadió:
- ¡No! Aunque me tratáis tan mal he decidido quedarme dos semanas más, pero necesito más comodidades. Ya me estáis pasando el espejo grande de Pérez-osa a mi habitación.
Justo lo que todos querían evitar. Todos se asustaron y miraron al oso Graci. Éste pensó un momento, y dijo muy serio.
- He dicho que ya es tarde. Mañana hablamos. Y en silencio.
Esto último lo dijo mirando a los oseznos, pero era a la anciana a quien realmente se lo decía. Y todos corrieron a sus cuartos sin preocuparse de la protestona y sin oír cómo rezongaba.
Aprovechando el momento, al papá se metió en la habitación de su hija para decirla en voz baja:
- Tenemos que hacer algo o nos quedamos sin espejo mágico. Mañana, en cuanto te levantes, antes de ir a la escuela, habla con la princesa y desayuna con ella. Luego vas a clase corriendo, sin hablar con tu tía-abuela, que yo impediré que toque el espejo mientras.
Ella asintió, y en cuando despertó, hizo lo que le aconsejó su padre. La Princesa quedó sorprendida al verla, pero adivinó que era una urgencia:
- Pérez, ¿qué ocurre?
- Mi tía-abuela está exigiendo que la de mi espejo mágico. Tenemos que hacer algo hoy mismo o no podremos vernos más. La bruja Universo y el hada Yosoy deben volver a trabajar.
- Vamos a desayunar y hablaremos con mis padres.
Ellos también se sorprendieron al ver a la osita, y comprendieron pronto:
- Tu tía-abuela está haciendo algo malo, ¿verdad?
- Sí, y debemos actuar hoy mismo.
Ellos asintieron, y entre tostada y tostada de miel con leche, pusieron en marcha un nuevo plan infalible. Enfad-osa sería terrible, pero nadie puede con Pérez y Alejandra.
Al volver a casa, la osezna apenas tuvo tiempo de decir a sus padres que reunieran a los adultos del ejército del Alejandra, es decir, los padres de aquellos ositos a los que habían ayudado en otras ocasiones. Tenían que raptar a la osa Enfado.
El plan empezó tras el almuerzo. La anciana, increpó a Pérez:
- Grree, osita malcriada, quiero que me des tu espejo ya, seguro que me quieres matar del disgusto.
Habría continuado, pero la Pérez-osa respondió:
- Claro que sí, te lo doy cuando acabemos la comida y nos lavemos los dientes.
Dicho y hecho. Cuando estuvo lista, la osa subió al cuarto de Alejandra y se acercó al espejo con aire triunfante, sin ver cuatro osos adultos escondidos, hasta que se lanzaron sobre ella y la pusieron una capucha en la cabeza. Tras cegarla, la hicieron pasar a través del espejo al castillo de Alejandra, que habían llevado a una mazmorra.
Allí esperaban la bruja Universo, con sus ángeles de metal. La bruja era delgada, con largo pelo blanco y piel lampiña de color verde; a su lado, extraños seres delgados muy relucientes; todo terrorífico, en una mazmorra horrible, mal iluminada por antorchas. Los osos la quitaron la capucha a la raptada, pero ellos llevaban máscaras terroríficas, y sujetaban con firmeza a su presa. Ésta, muy asustada, empezó a gruñir:
- Grree. Soltadme enseguida, vergüenza debía darles maltratarme de esta manera.
Pero la bruja Universo, la interrumpió.
- Silencio, si después de todo, hacemos lo que tú quieres. Yo, la bruja Universo, he visto que te gusta quejarte y gruñir, y hacerte la víctima. Pues eso es lo que voy a darte a partir de ahora: muchos motivos para gruñir y quejarte. He hechizado a tu familia para que te de verdaderos motivos de queja, y así serás feliz. Pero te lo quería decir para que lo supieras: lo que va a suceder es por tu responsabilidad. Ahora, vuelve a tu mundo.
Al acabar de hablar, los ángeles de metal empezaron a dar vueltas mientras gritaban en tono de burla:
- La vieja Enfad-osa, siempre está gruñendo, siempre protestando, nadie la quiere, todos la evitan. La vieja osa siempre está sola, es muy exigente, molesta a toda la gente. La osa protestona nunca está alegre, eso no cambiará, porque tiene cara de vinagre. Ja, ja, ja. Su familia está hechizada, ahora la gran osa, va a aprender qué pesado es aguantar a una gruñona enfadosa. Ja, ja, ja.
Sin más hablar, la encapucharon de nuevo y se la llevaron a rastras por el espejo. Apareció como por arte de magia en la sala (donde habían llevado el espejo cuando ella se fue, y se lo volvieron a llevar mientras se quitaba la capucha). Allí estaba la familia, que parecía no darse cuenta de nada, como si todo fuese normal.
- ¿Qué hacéis ahí tan tranquilos? He estado a punto de morir, si por vosotros fuera...
Pero en lugar de tenerla lástima, su sobrino respondió:
- Deja de molestar de una vez, que estamos cansados de tus gritos.
Ella se quedó sorprendida. se repuso y volvió a gruñir:
- Quiero mi espejo, Pérez, deprisa.
- No te lo voy a dar, es mío y tú lo vas a romper con tu mal humor. Cómprate uno si quieres.
- Increíble. Respetu, mira a tu hija.
- Si tiene razón, no sé qué molestas tanto con ese espejo.
La vieja se fue a su cuarto muy ofendida, pero no pudo descansar porque de la habitación de Riji se oía un gran ruido: había puesto su play.-osa 17 a todo volumen mientras mataba osos zombis. Naturalmente, se levantó para reñirlo.
- Osito malvado, apaga ese aparato ruidoso, ya.
- No quiero, estoy jugando, no molestes.
Y la cerró la puerta en el hocico. Así fue la tónica esa tarde. nadie la hizo caso, y cuando ella se quejaba, la contestaban de malas maneras. Y lo peor fue a la hora de la cena.
- ¿Y mi fresquito? -Exigió como de costumbre.
- Háztelo tú. -Respondió Hacend-oso. Yo he trabajado mucho y estoy cansado.
- El agua está muy buena - Añadió Graci-oso.
Mientras, Pérez la puso delante un buen plato de zanahorias con tomate. La vieja exclamó rápidamente.
- Yo no quiero esto, dame tostados con miel.
- Esto es lo que hay -fue la contestación- Y si no quieres, no comas.
- ¿Por qué me dais esto si sabéis que no me gusta?
Ahora contestó Riji-oso:
- Nos da igual lo que te guste. Come y calla.
Y sin hacerla caso, Respetu-osa empezó a platicar con sus hijos de cómo fue el día, de tal forma que nadie hizo ni caso a la invitada.
A la hora de dormir, la pobre se fue a la cama tan agitada que no vio que el famoso espejo estaba en un rincón cubierto por unas sábanas. Ya se la saltaban las lágrimas, cuando una gran luz iluminó la habitación, y apareció una alta figura con un traje blanco, acompañada de los extraños seres de metal. Y sin más preámbulo, preguntó:
- ¿Por qué lloras, Enfad-osa?
- Porque todos me tratan mal. ¿Y quién eres tú?
- Soy el hada Yosoy, la única que puede romper el maleficio de la bruja Universo si tú quieres realmente. ¿Por qué te tratan mal?
- No me dan lo que quiero. Todos me gruñen y gritan sin motivo.
- Pero tú gruñes y gritas sin motivo, ¿no es eso lo que te gusta?
- No, me gusta que me traten bien.
El hada Yosoy dejó un momento de silencio y volvió a preguntar:
- ¿Y tú les tratas bien a ellos? ¿Pides pocas cosas, eres poco exigente, les das las gracias?
Ahora fue la osa la que guardó silencio, avergonzada, negando con la cabeza. El hada rompió el silencio:
- La bruja cree que tú lo que quieres es gruñir y pelear. Por eso hechizó a tu familia. Si no lo quieres, el hechizo se romperá cuando pidas las cosas de buenas maneras, des las gracias, colabores y no seas caprichosa. ¿Estás de acuerdo? Si no, me iré y ya nadie podrá romperlo.
- Tienes razón voy a hacer lo que me dices.
En ese momento se apagó la luz y el hada Yosoy y los ángeles metálicos desaparecieron. Enfad-osa quedó meditando, y así se durmió, y ni se dio cuenta que venían para llevarse el espejo a su sitio.
A la mañana siguiente, se levantó temprano y fue a la cocina donde Respetu-osa preparaba el desayuno.
- Buenos días, ¿quieres que te ayude?
- Sí, gracias, puedes ir tostando el pan.
Eso hizo, y también preparó fresquito. Durante el desayuno habló poco pero sonrió mucho, y al acabar dio las gracias por la comida.
- Entonces, Pérez-osa preguntó:
- ¿Quieres que llevemos el espejo a tu habitación?
- Eres muy atenta, pero no, gracias, es tuyo y no quiero molestarte.
Más tarde, el oso Riji conectó su consola, pero en vez de quejarse, Enfad-osa fue a ver cómo jugaba y alabó su habilidad. También bajó al jardín y felicitó a Hacend-oso por lo bien cuidado que estaba.
Estuvo una semana más, y cuando se fue, todos lo sintieron en vez de alegrarse. La nueva Enfad-osa era una compañía muy agradable.
Cuando partió, la familia pasó a agradecer a Alejandra, al hada y a la bruja por su trabajo. Fue motivo de una pequeña fiesta, como de costumbre.
Finalmente, cuando se iban, Respetu.-osa, comentó:
- Ha sido una aventura muy educativa, y gracia a ustedes, todo.
A lo que la familia real, respondió:
- Para eso están los amigos.
Finalmente, Pérez, la última en volver, le dijo a Alejandra:
- ¿Cres que alguna vez hablaremos con el hada Yosoy de verdad? Yo he soñado con ella ya.
- Yo también; creo que cualquier día nos vendrá a hablar.
- O tal vez sea ella quien nos da tanta ideas. -Añadió la osezna.
- Puede ser, también ella debe ser nuestra amiga. - Meditó la princesita- Cuando volvamos a verla en sueños, la daremos las gracias.
Y así lo hicieron. Ahora iba a despedirme, pero, aún queda algo. Aunque la aventura ya ha acabado, a la semana de irse la invitada, recibieron una carta suya:
Hola familia, quiero agradeceros lo que habéis hecho por mí. El hada Yosoy y la bruja Universo me han visitado mientras dormía y me han explicado lo que habéis hecho para ayudarme.
También me dijeron que yo tenía que pasar esa prueba para avanzar y no quedarme siendo una fea gruñona para siempre. Afortunadamente, vosotros me habéis ayudado muy bien.
Os agradeceré que les deis las gracias a Alejandra y los reyes, cuando pases por el espejo mágico. Lo sé porque me han contado eso también. Y si necesitáis una vieja osa para el ejército de Alejandra, no tenéis más que llamarme.
Por cierto, que la bruja Universo no es tan fea como vuestro disfraz; en realidad es otra hada, aunque claro, para vuestros planes era mejor una bruja fea.
Gracias y hasta pronto.
Pérez y Alejandra se quedaron atónitas y muy contentas, por lo que dijo su tía abuela. Pero eso ya es otra historia.
Ahora sí, amigos, hasta la próxima.
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